Cuenta la leyenda que en el cerro Hato Grande, Chontales existía una laguna y en ella habitaba un lagarto de oro. Dicen que muchos querían atraparlo, no por ser amantes de la naturaleza, mucho menos de los lagartos, sino por el alto valor del oro, pero nadie podía capturarlo. Un día de tantos, un avispado campesino que quería cazarlo, pensó que si ofreciéndole “algo” a la Virgen de la Asunción, tal vez podía conseguirlo y así lo hizo.
Una mañana salió al cerro y se dirigió a la laguna. Cuando estaba a en la orilla del agua miró al lagarto de oro y fue entonces cuando ofreció a la Virgencita de la Asunción una corona de oro y un altar si le hacía el milagro de capturar el arisco lagarto. El milagro no se hizo esperar y al poco rato ya tenía cogido de la cola al animal, listo para sacarlo del agua. Pero en ese momento la codicia le nubló la mente y se le ocurrió decir “ahora que se friegue la virgencita” Y como por arte de magia, el lagarto se le zafó de las manos, yéndose a las profundidades de la laguna para nunca más volver.
martes, 18 de mayo de 2010
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