viernes, 23 de abril de 2010

La Laguna de Lariguanabo (Cuba)

Cayo La Rosa, pequeño pueblito del sur de Bauta al oeste de La Habana. Terreno llano irrigado por la cercanía de las aguas del río Ariguanabo, el cual proporciona a la comarca gran fertilidad. Sus siempre floridos y verdes valles han constituido un paraíso para sus habitantes. En épocas prehispánicas dicha zona la poblaban dos tribus indígenas que desde tiempos inmemoriales habían tenido grandes e irreconciliables desavenencias. Dos tribus enemigas.

 Cuentan por esa región que los dos caciques tenían como herederos uno, a un gallardo y atractivo joven, el otro, a una preciosa y encantadora muchacha, cuya esbeltez y belleza semejaba la de una palma real. La leyenda narra que la princesa aborigen en uno de sus paseos por la verde y frondosa llanura se encontró con el gallardo y joven príncipe de la tribu enemiga. Los dos se enamoraron perdidamente a primera vista y a  sabiendas que serían condenados por sus padres, y por la totalidad de ambos grupos tribales, cayeron en brazos uno del otro en poco tiempo.

Pasó la estación de la siembra y después la de la cosecha, y los dos enamorados cada vez se querían más, ya no podían vivir sin verse, contaban los minutos que estaban separados y anhelaban sus encuentros.
 El relato da un giro dramático cuando el padre de ella es informado sobre las relaciones de la pareja. El cacique vigiló los movimientos de su hija hasta encontrarla junto al  joven príncipe enemigo. Furioso y vengativo, mató al muchacho frente a la mirada horrorizada de su hija, ésta se desmayó abatida por la confusión y el dolor. La leyenda continúa diciendo que por días y meses la joven permaneció en un semi delirio, que no estaba ni viva ni muerta, y de esta forma pasó varias lunas.

 Y así sucedió que un día la hermosa princesa despertó de su extraño delirio, subió a una alta roca de las que aún se ven por esos rumbos. Soltó sus negros y sedosos cabellos al viento, y durante largos días y largas noches lloró la pérdida de su amado. Fueron tantas, pero tantas, las lágrimas derramadas, fue tanto el llanto que brotó de sus oscuros y tristes ojos, que el valle se colmó de ellas, y así se formó………. La laguna del Ariguanabo.

 MGuatyMarrero

Fuente: http://cjaronu.wordpress.com/category/mitos-y-leyendas-cubanas/

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