viernes, 23 de abril de 2010

La Gaviota del río San Juan (Cuba)

 Versión de  M. Guaty Marrero

Hace muchos, pero muchos años, en Matanzas, Cuba, ocurrió el suceso que les voy a narrar. Allá por la primavera del año 1795, y muy cerquita del rió San Juan -río que atraviesa Matanzas-. Vivía Julia Rosa con su abuela María Teresa, en una pequeña casucha de madera y guano.

Julia Rosa era una bella jovencita  de 17 años, de piel acanelada y hermosos y profundos ojos verdes. Su abuela María Teresa, era una negra esclava. Según decían las malas lenguas la niña Julia Rosa, tenía los mismos ojos del amo de su abuela: Don Sebastián.

Doña Rosario, la hermana de Don Sebastián sabía que la niña era hija de Julia, la difunta hija de la vieja esclava. Julia había muerto al dar a luz a una niña casi blanca, con profundos ojos verdes, 17 años atrás. Don Sebastián lloró mucho en el entierro de Julia.

A Doña Rosario le incomodaba la idea de que en un futuro, probablemente su hijo Felipe tuviera que compartir la herencia de su tío con su prima Julia Rosa.


Felipe tenía 25 años y había pedido en matrimonio a  Elvirita, una niña bien de la ciudad. El planear ese matrimonio, y mantener su posición económica y social,  constituían una obsesión para Doña Rosario. Era necesario ocultar la verdadera identidad de la niña de los ojos verdes.

Un día llegó a oídos de Doña Rosario y  de Doña María Elvira – mamá de Elvirita, y futura suegra de Felipe-, que el joven llevaba dos semanas visitando la choza del río. ¡Las dos mujeres estaban enfurecidas con la noticia!, y se pusieron de acuerdo para utilizar las dotes de brujo deTata Mongo, el viejo esclavo de Doña María Elvira.

 Tata Mongo declarábase jefe brujo con grandes poderes mágicos, adquiridos a través de su herencia africana, y manifestaba que los dioses le hacían favores. El brujo, aseguró categóricamente a las dos mujeres,  ¡que él, Tata Mongo!, ¡separaría a la niña Julia Rosa del niño Felipe!

El hechicero comenzó a rondar la choza del río, hasta que se cercioró que Julia Rosa se encontraba sola, llegó cuando ya atardecía, y le ofreció un extraño dulce de coco a la jovencita. Julia comió el dulce de coco, estaba muy sabroso, aunque ocultaba un extraño sabor que ella no reconocía.

Miéntras la jovencita comía, el hechicero hablaba y hablaba, narrándole extrañas historias de los poderes de los grandes brujos en África, uno de los grandes poderes era el darle vida eterna a las mujeres después de convertirlas en aves.

Julia Rosa estuvo muy interesada en las historias que el negro le contaba,  también le dio un poco de miedo, pero su curiosidad la venció, y le preguntó: ¿Tata Mongo puedes tú convertirme en ave? , claro que si mi niña, le respondió el brujo………… ¡y vivirás para siempre!

Todos buscaban a Julia Rosa, Matanzas no dormía,  la gente se juntaba para registrar hasta el último rincón de la ciudad, ¡había desaparecido como por  encanto! nadie la había visto. ¡Don Sebastián actuaba como enajenado!, ¡la vieja María Teresa no paraba de llorar!, ¡Felipe buscaba desesperado!, la pequeña se había esfumado.


 Pasaron muchas horas y muchos días, hasta que una noche la vieja María Teresa reunió a todo el pueblo,  Don Sebastián, Doña Rosario, Doña María Elvira, su hija Elvirita, y Felipe incluidos. Les anunció con voz temblorosa  que su nieta había sido victima de un maleficio. ¡Que la habían convertido en gaviota! Todos miraban a la vieja esclava desconcertados,  ¡la vieja María Teresa, se había trastornado!

Felipe, merodeaba noche y día  junto al río cerca de la choza, ya no lloraba, sus ojos no tenían lágrimas. Habían pasado muchos meses desde que Julia Rosa había desaparecido. Una tarde en que el sol descendía hundiéndose en el río,  Felipe vio una extraña gaviota que volaba hacia él, la insólita ave se posó en una piedra cercana, y ladeando la cabeza lo miró…………: con unos profundos ojos verdes.


Felipe no tenía otra ilusión que la de ver a la gaviota del río, existía para verla, para estar cerca de ella, y así pasó un año o quizás menos, y el pobre enamorado enloqueció. Y a pesar del tiempo transcurrido, y de que mucho ha acontecido de esa fecha a nuestros días, relatan los lugareños que la gaviota de ojos verdes sigue sobrevolando el río San Juan, dicen que busca a Felipe,  y que es eterna…..

¡Que no puede morir!

Fuente: http://cjaronu.wordpress.com/category/mitos-y-leyendas-cubanas/

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